Tengo que reconocer que si hay una cosa que caracteriza a
los finlandeses es la eficiencia. Ni cinco minutos tuve que esperar para volver
a respirar tranquilo cuando salieron las maletas. Ni punto de comparación a
Barajas...
Me cogí un taxi express, llamados Airport taksi. Son una
especie de microbús que lleva a todo el mundo que a su destino por 10 euros.
Con dos maletas gigantes y una mochila a la chepa, para mí que compensa.
Además, como todo el mundo iba para el centro de la ciudad, me tocó ser el
último en trasladar, así que aproveché un viaje de agradable conversación con
el conductor. Que tío más majete.
Según llego a Kuntotie 3, veo a una acalorada E. H., la
persona encargada de recogerme, que me saluda desde lejos y me llama por mi nombre.
Subimos al piso, me lo enseña y charlamos un ratillo. Cuando le comento que mi
novia estuvo aquí el curso pasado y que me ha contado cosillas, la veo
relajarse, parece ser que los estudiantes de intercambio generamos tensión a
los tutores. Francamente, me da a entender que se preocupan bastante de
nosotros. Siempre suele haber una excepción, ¿no, Ana?
El piso es pequeño como era de esperar, pero las
habitaciones no están mal. Es bastante mustio y un poco oscuro una vez baja el
sol. En mi caso, tiene pinta de que necesita una limpieza a fondo. La cocina /
sala de estar es bastante pequeña, pero habitable. Y luego está el horno. Oh,
Dios mío, el horno. Jamás había visto
tanta grasa desde que cerraron el Guarro de Vallecas. El que lo conozca sabe de
qué hablo.
Me pego una ducha, que ya empezaba a apestarme a mí mismo,
me zampo un bocata con hambre voraz y me decido a poner rumbo al centro de
Rova. Lo primero que hice en cuanto
E. H. me dijo los horarios de las tiendas para el viernes y el sábado, fue modificar mis preplanes y adaptarme al entorno como buen estudiante Erasmus. Así que me largué raudo (aunque parando a menudo para consultar el mapa) a Tuhat-Tori -tienda de segunda mano, que aquí es muy común- para hacerme con una bici. La gente de esta tienda es muy maja, todo hay que decirlo. Había encontrado una bici bastante guay por 90€. Se salía un poco de mi presupuesto, pero la verdad es que era muy muy guay. La pruebo y cuando me la voy a llevar, me comenta el señor que tiene tres radios rotos, que hay una similar por 60€, no lleva cesta, pero me la regala. Me informa que guarde el ticket para poder devolverla cuando me vaya de la ciudad. Así que me marcho de allí con una bici estupenda y con la sensación (again) de que la gente aquí es muy maja.
E. H. me dijo los horarios de las tiendas para el viernes y el sábado, fue modificar mis preplanes y adaptarme al entorno como buen estudiante Erasmus. Así que me largué raudo (aunque parando a menudo para consultar el mapa) a Tuhat-Tori -tienda de segunda mano, que aquí es muy común- para hacerme con una bici. La gente de esta tienda es muy maja, todo hay que decirlo. Había encontrado una bici bastante guay por 90€. Se salía un poco de mi presupuesto, pero la verdad es que era muy muy guay. La pruebo y cuando me la voy a llevar, me comenta el señor que tiene tres radios rotos, que hay una similar por 60€, no lleva cesta, pero me la regala. Me informa que guarde el ticket para poder devolverla cuando me vaya de la ciudad. Así que me marcho de allí con una bici estupenda y con la sensación (again) de que la gente aquí es muy maja.
Ana M. me había comentado que el sitio más barato para comida
y demás es el Lidl, así voy a por mi primera
compra. Está bastante retirado, pero el precio compensa y aunque me llevé la mochila, salgo en plan
malabares del allí con lo que tengo en mente llevar en la cesta de la bici
(nota mental: llevar bolsas la próxima vez). Y de vuelta a casa. El camino es,
¿cómo decirlo?, si no tienes costumbre de bici, hay momentos que te dan ganas
de amputarte las piernas para que dejen de doler. Rezo durante todo el viaje
para que se me endurezcan pronto. Y el frontón, ni te cuento. Vuelta por el
puente viejo.
Me sobra tiempo, así que vuelvo de nuevo al centro para
comprar más cosas. En mitad del puente nuevo (así llamado por Ana y por mí), que
se llama en realidad Jätkänkynttilä silta (el puente de la Vela del Leñador) empieza una tormenta. Pero de esas con
viento, truenos y centellas y toda la pesca. Me voy a refugiar debajo del
techado del Santa Claus Hotel y se me sale la cadena de la bici. Cuando llego,
miro la cadena y una mierda se ha salido. Se ha partido. Y está cayendo la del
pulpo. Y todo cerrado. Y a 3 km. del piso. Y sin chaqueta. Y yo con estos
pelos. No voy a hacer el viaje dos veces, así que aparco la bici en la puerta
del Tuhat-Tori y me resigno a mojarme hasta Kuntotie.
Aseo, cena y a dormir que estoy reventado. Son las 23 y hace
esta estupenda "noche":
Lo jodido es que me he despertado a las 4 am y hace el mismo
sol. Este país es raro de cojones eh.
A las 9 am del día siguiente suena el despertador. Tengo que darme prisa si
quiero comprar lo que me falta antes de que cierren. Me pego una ducha y al
centro se ha dicho. El señor de Tuhat-Tori mira mi bici, y me manda a Tuhat-Tarvike, una tienda de todo un poco que es de su
hermano. Ana ya me había comentado que
para cosas nuevas, no era excesivamente caro. El señor de aquí es un máquina y
me arregla no solo la cadena, sino lo que había hecho que se partiera. Mcgyver
en versión finlandesa, te lo digo yo. Compro de todo un poco, y vuelta al piso.
Descargar y de vuelta al Lidl y más allá, a Kontti ,
otra tienda de segunda mano con mejores precios que Tuhat-Tori, pero también
más lejos...La parte amable del tema es que son una tienda de Cruz Roja que
venden cosas donadas. Compro un par de cacerolas, un cazo para calentar líquido
y un par de sartenes. Dejo fichados unos de tarros de cristal para sal y azúcar
a 1€, para un día que me quiera dar un paseo. Y de nuevo, gente maja en la
caja.
Paso a la vuelta por el Lidl para terminar de comprar cosas.
Y en la salida me encuentro con un señor con una camiseta de la Brilat
Española. Siendo como soy, me acerco a hablar con él, por supuesto. Los
militares de aquí también son majos.
Vuelta al piso, pongo las dos cacerolas a hervir con algunos cacharros dentro, y aprovecho para fregar otros. Me muero de hambre...
Por la tarde me fui a buscar una cafetería con wifi para
comunicarme con el mundo exterior. Llego hasta Lordi's Square (a pata,
mis piernas han dicho que por hoy basta) y me voy a preguntarle a un tío que es
una mezcla de Mario Vaquerizo rubio pero teñido de moreno, el cantante de Metallica
venido a menos y el Pozi vestido de mujer. LO JURO.
Y hasta aquí los dos primeros días. No se me asusten que no
voy a describir todos los días, pero creo que para el Erasmus primerizo será de
gran tranquilidad el saber qué hacer en estos momentos. Cabe destacar que yo
justo he llegado en fin de semana, por lo que mi rango de acción es todavía
menor.
Hoy, domingo, he aprovechado para limpiar el piso bien,
poner la habitación un poco más personal y venirme al Coffee House
a tomar un café y usar wifi otra vez.
Reflexión final: Puede que sea porque llevo bastante tiempo
concienciándome para cuando llegara, pero tengo que reconocer que no me siento
para nada preocupado o inseguro. La gente de aquí es muy agradable y se vuelcan
en explicarte mil cosas si preguntas. Esto pinta bien.
Seguiremos informando.