viernes, 23 de agosto de 2013

4 españoles, un italiano y un alemán...

Ya pasa el mes en Rovaniemi, y entre unas cosas y otras, tengo el blog un poco de lado. Este post se intuye largo...

Primer día de curso. Nos reunen a todos en una clase tipo anfiteatro romano y de buenas a primeras, empezamos a presentarnos en finlandés, menos mal que había chuleta en la pantalla. Cómo te llamas (o más específicamente, quién eres) y de dónde eres. En idioma vikingo es basicamente así. -Hei! Kuka sinä olet? -Minä olen Rubén -Minkämaalainen sinä olet? -Minä olen espanjalainen. Pues nada, ya sé decir algo en finlandés. Nos cuentan un poco como va a ser el curso, que por cierto, este año es el último que se hace, y nos vamos fuera que es hora de comer. ¿Cómo? ¿A comer ya? Pero qué hora es, le pregunto a un checo al lado mío. Las 11.30. Las miradas que intercambiamos entre los cuatro españoles y los italianos lo dicen todo. Si te digo yo que este pais va al revés...

Por la tarde, damos una vuelta por la ciudad con los tutores y más tarde quedamos para cenar (a las 19...) algunas típicas cosas finlandesas. MJ, ya he probado los korvapuusti, muy ricos, por cierto. Y ahora empieza el chiste: 4 españoles, un italiano y un alemán... Sí, amigos, sí. Primera quedada oficial para reunirnos todos y ¿quiénes llegan tarde porque van tan empanados que no se fijan en que la masa cambia de dirección? Pues justo, cuatro alegres españoles, nuestro amigo italiano y un alemán que no se nos a vuelto a acercar mucho desde entonces...

Del día siguiente, lo más reseñable es una charla que nos da un americano muy majo, Michael Hurd, que recomiendo de la misma forma que Ana M. lo hizo conmigo. Finns and their features. Muy divertido. Creo que en las semanas de bienvenida erasmus también da la charla.

También hemos hecho el típico "botellón" finlandés. Esto es irse a algún lugar un poco perdido, encender un fuego, hacer salchichas y matarse a birras. El plan original era "Trekking por Ounasvaara (la colina de Rovaniemi)", pero de trekking más bien poco, y de bebercio más bien mucho. Vamos, 10 minutos desde Kuntotie al primer fire place del monte, y mil horas dándole a la lengua y la birra. Tanto sería que un grupo bien surtido decidimos andentrarnos un poco más en el monte para ver la supuesta cima, pero como Finlandia es más plana que una mesa, en dos patadas hicimos cima, foto absurda de todos por el suelo (¿?) y vuelta a las salchichas.


Torre-mirador desde la que se ve Rovaniemi

El fire-place desde la torre



En otro orden de cosas, hemos tenido una clase práctica de baseball finlandés o pesäpallo (que recomiendo probar), visita al Artikum (link al blog de Ana M., que lo explicará mil veces mejor que yo), karaoke en el que los españoles cantamos la única canción en idioma patrio, La Bamba, pero con una especie de letra a lo fonético horrible de leer, y ahora amigos, dejarme contaros unos de los mejores planes hechos hasta ahora: Clase de cocina finlandesa. Os puedo asegurar que ha sido la mejor comida que he tenido desde que llegué aquí. Sopa de salmón, reno con puré de patatas, bolas de carne y de postre pastel de arándanos (que aquí crecen como la mala hierba, están por todos lados los frutos terminados en -berry) con helado de vainilla. Esto, señores, fue un plan divertido, instructivo y un placer para el paladar. Y la vuelta, sesión de sauna. Brutal.

Por lo demás, la aventura que se vaticinaba en fracaso de poner las lavadoras de Kuntotie, no lo fue ni de lejos (gracias mamá, gracias Ana M.). Clase práctica: lo primero, girar la ruedecita a la izquierda hasta ver la palabra KIELI (idioma). Lo demás, sentido común.

Y hasta aquí el post interminable de hoy con resumen casi quincenal.

Seguiremos informando.