lunes, 14 de octubre de 2013

Como ser cutre hasta más no poder

Como cada mañana, cuando me levanto sigo una rutina estupenda de mirar la predicción del tiempo en el móvil, confirmarlo con el termómetro que tenemos pegado al exterior de la ventana, y por si acaso, atreverme a dar una par de pasos en el balcón.
Y como cada mañana, las tres acciones parecían complementarse y decirme que, si bien hacía fresquillo (tócate los huevos que 2 º me parezca un día "de los buenos"), no era necesario contar con capas extras o, aquí viene la pista, el chubasquero.

Pues bien, paso mi día en la universidad como tantos otros, hago un poco de Skype con Ana M. como es lo habitual, y ¿qué me encuentro cuando salgo? La puta tormenta perfecta. El jodido apocalipsis hecho lluvia. Y yo con estos pelos.

Voy a volver a meterme en la uni un rato a ver si esto se pasa -pienso-, pero que narices, son las 20 y ya es hora de cerrar, así que el amable (nótese la ironía) conserje me informa que me tengo que largar. Ya en el soportal, se me ocurre volver a mirar la predicción a ver si me da esperanzas de que vaya a durar poco. Toda la maldita noche. Me cago en...

Así que miro al cielo y extiendo la mano como un imbécil a lo Santo Tomás (no vaya a ser que la lluvia sea producto de mi poca fe), pero nada. Me encojo de hombros, y me resigno a mojarme un poco. Del camino del soportal a la bici, mis pantalones ya chorrean. Interesante camino a casa...

La pregunta del millón cuando entré en el portal fue: ¿Está lloviendo? No, es que vengo de hacer buceo sobre bici en el lago, no te jode...Los hay lerdos y luego está el ruso éste hipermusculado o de donde mierdas sea. ¡Vete a la biblioteca y menos al gimnasio, coño! Me voy del tirón a la lavandería a meter mi chorreante ropa en la secadora y ¿que me encuentro? que está estropeada. Bueno -pensaréis-, seguro que puedes usar alguna otra, Rubén. Y una mierda. ¿No os he contado que uno de los beneficios de vivir en Kuntotie es que sólo hay tres lavadoras y una secadora para más de 300 estudiantes?

Así que fruto de la desesperación y haciendo gala de que la necesidad agudiza el ingenio, aquí os presento mi último logro en la escala Mierder-Cutrez.

Sí, amigos, sí, ese es mi horno a toda potencia haciendo la veces de secadora y aprovechándose de que la electricidad es gratis. ¡Chúpate esa, DAS!

Seguiremos informando