jueves, 22 de mayo de 2014

De fiordos va la cosa

Pues sí, de fiordos va la cosa. Y de carretera, mucha carretera. Y de mi habilidad para planificar viajes, en base a google maps, como un mandril.

Final de Erasmus, apenas un mes para terminar, cuando me decido a darme un buen homenaje (y vaya si me lo he dado, mi cuenta bancaria de fe de ello) buscándome un viaje para Noruega y los fiordos. Y claro, el final del Erasmus es para todo el mundo, así que o bien la gente no tiene dinero, o no tiene tiempo, o no tiene dinero ni tiempo. Y el resto me caen mal, vaya. Así que me lío la manta a la cabeza y me monto el viaje a mi bola, a ver si me encuentro a mi mismo en esas tierras antaño plagadas por vikingos.

Fase de estudio: La página web oficial de turismo de Noruega me la estudié entera. Tenía un tiempo limitado y me debía ceñir a ver cosas que realmente quisiera. Es decir, los 14 fiordos oficialmente conocidos. Y una mierda. Al final me centré en tres: Sognefjord (Bergen y alrededores), Geirangerfjord (Geiranger y alrededores) y Lysefjord (Stavanger y alrededores). ¿Y por qué esos tres? Por sitios que sí o sí quería ver, vaya.

Reconozco que el día de antes de salir de viaje estaba un poco, lo que viene siendo, aco****do. Se me juntaron un poco los nervios del viajes con las despedidas de varias personas que ya no vería a la vuelta, a saber Sonia, Freddy y Simón.

Día 8, llegada a Helsinki. Como no, escala en casa de Carlo, esta vez en su nombre me anfitrionó Ignacio, el cual me invito a una cena multitudinaria. Majetes como siempre el grupo de Helsinki, que buena gente.

Día 9, salida para Bergen con escala de 12 horazas en Oslo. Cuando cojo mi maleta, me voy al baño y me cruzo con un tipo que me mira raro. Cuando salgo de la zona de embarque, me encuentro con el mismo tipo, es el oficial de aduanas que me pide abrir maletas, revisa mis papeles, etc. Tendré cara de querer colarme en el país, será. Las aduanas no son lo mío, al parecer.
Pensaba salir a ver la ciudad hasta que me di cuenta de que el aeropuerto estaba a 50 km de la ciudad. Tenía que andar cogiendo tren y autobús, y con los precios noruegos como que no. Aún con todo y con eso, comer y cenar de aeropuerto no fue precisamente barato. 22 eurazos por dos bocadillos (muy cool, eso sí) y una vaso de pepsi. 22 eurazos. 22€. Por dos pu**s bocadillos. Y un vaso de pepsi. 22.
Llegada a Bergen. El hostel era el más barato de la ciudad con diferencia. También el que estaba más lejos de todo. Autobús desde la propia salida de la terminal hasta la estación de bus central, y de ahí otro a lo alto de una colina. Total: hora y pico. Eso sí, el hostel merece la pena. Y el desayuno incluído mucho mucho más. Hasta el culo me pongo. Pongo el modo zombie y a dormir.

Bryggen, el barrio de la Liga Hanseática
Día 10, visita a Bergen. Había planteado visitar Bergen por la mañana y acercarme hasta lo alto de una montaña para ver la ciudad por la tarde, pero resulta que justo hay una ruta que sube a Ulriken desde la misma puerta del hostel, y con el día tan estupendo que hacía, allí que me lancé.
Por la tarde me dediqué a ver Bergen y a cenar en el Burger King, que tenía yo ganas de comerme un menú a precio de oro, vaya.

Día 11, al aeropuerto a recoger el coche de alquiler. Y de ahí del tirón a ver un par de cascadas que estaban, digamos, "cerca" de Bergen y que quería ver. Una por poder pasar justo detrás de la caída de agua, y otra por ser la más alta de Europa. La primera, Steinsdalsfossen, estaba en proceso de arreglo del camino, así que de pasar por detrás de la cascada ni de coña. Fotos de rigor y seguimos adelante. La segunda, Vøringsfossen, es simplemente espectacular. Visita casi obligada. Eso sí, el recorrido se lleva casi el día entero, olvidaos de la previsión de tiempo de google maps que ellos no han conducido en su vida por esas carreteras.
De vuelta al hostel pregunto por el destino del día siguiente, Trolltunga. Y ahí se me cae el plan que más me llamaba. Para el que no lo sepa, Trolltunga es una roca en plan saliente a-lo-Simba-ofrecido-por-el-mono con unas vistas estupendas. La otra puerta buena es la ruta para llegar: Empieza subiendo las vías de un anitguo funicular y termina varias horas después. Entre ir y llegar se lleva todo el día de ruta, he visto en internet que entre unas 7 y 11 horas, depende de lo rápido que vayas. Pues bien, el tema es que me decían que a finales de Mayo aún suele haber nieve a lo largo de la ruta, por lo que me iba a pillar una capa de al menos media pierna. Mierda...

Día 12,  hiking por Fløyen y Fjellhytten. Bergen está rodeada de montañas y hay un montón de rutas. La que elegí es aquella que los gordos, viejos o vagos hacen en funicular. La vista estupenda, el clima no tanto, estuvo lloviendo a ratos durante la mañana. Como me sobraba tiempo, decidí tirar de mapa y hacerme un rutilla de camino al hostel, pero al poco de empezar me encontré con un cartel que señalaba un senderillo a un refugio de montaña. Muy recomendable la subida a Fjellhytten, las vistas de Bergen son brutales. Está más bajo que el primer día, pero la imagen no tiene nada que envidiar.

Día 13, camino a Geiranger. El camino por la E39 y la 15 es cansado pero los paisajes son geniales. Aquí cojo el primero de bastantes ferries durante todo el viaje. Tenía previsto hacer parada justo en la parte alta de Geirangerfjord, en un mirador llamado Dalsnibba a 1500m por encima del fiordo, pero al llegar vi que el acceso estaba cerrado aún por nieve (mi altura en nieve a los lados de la carretera, locurón...). La carretera de camino estaba limpia (obvio) pero en la entrada a Dalsnibba había un cartel rezando que la conducción a partir de ahí se hacía bajo la responsabilidad de cada uno, y me hice caca. Así que me lancé hacia el camping haciendo parada en Flydalsjuvet, aunque la idea de roca que tenía no fue viable por que estaban rodando lo que me enteré que será la segunda superproducción noruega. Ojo al argumento: Una roca de lo alto del fiordo se desprende, causando un tsunami que arrasa toda la zona. Superproducción. Jajajajja. En fin... Lo único que estaban haciendo era evitar que cumpliera mis planes de una foto como la de la izquierda para tener que hacer la de la derecha:




Esa noche el tiempo marcaba 2º y llovizna, y mi tienda era tan cutre que por no tener no tenía ni doble techo, me esperaba noche estupenda. Tan estupenda que me envolví con forros polares y una manta dorada de esas que ponen en los accidentes de tráfico.

Día 14, Ørnevegen, Gudbrandsjuvet y Trollstigen. Tenía que subir recorrer bastantes kilómetros hacia el norte para después volver de nuevo al sur, a Bergen, así que a las 6 de la mañana estaba desmontando la tienda.
El día anterior había estado barajando la opción de probar otra vez con Dalsnibba, haciendo los últimos kilómetros a pie por la carretera, pero cuando me desperté seguía nublado en la cima así que pasando, mejor a Ørnevegen, en la carretera del Águila. Es un mirador desde el extremo opuesto del fiordo que Dalsnibba, con vistas también muy buenas. Lo bueno de esa carretera, la 63, es que es una de las carreteras turísticas noruegas, por lo que los se encuentran cosas que ver sí o sí, entre ellas mis siguientes destinos.
Gudbrandsjuvet es una parada rápida en una caída de agua con remolinos y demás. El restaurante que estaba justo ahí estaba cerrado al no ser aún temporada, así que me pude pasar por el arco del triunfo las vallas y avisos y acercarme todo lo que quise a los bordes. Es lo bueno de visitar estas cosas cuando la temporada no está en pleo auge. Bueno, lo bueno y lo malo, porque si te ocurre algo no se entera ni Peter.
La última parada antes de volver a Bergen era Trollstigen, una carretera que serpentea para subir el fiordo, con unas vistas también estupendas. Bonus extra tuvo la conversación con el chaval español de la tienda de regalos:
- Excuse me, the toilets?
- No, they're closed.
- So...where can I go?
- En el monte.
- Sorry?
- No, eh, on the mountain, on the mountain.
- Eres español, ¿no?

Día 15, camino a Preikestolen. Todo el día en carreteras de la muerte, lloviendo y con niebla. Dios, no cojáis con lluvia la carretera 13. Creo que perdí peso y todo de la tensión en el camino...
El hostel que está justo en Preikestolen es carete, pero muy muy cómodo. Y el que esté justo donde comienza la ruta es un plus.

Día 16, ruta a Preikestolen (Pulpit Rock) y Moslifjellet. Aprovechando que había dormido como nunca en todo el viaje, decidí hacerme dos rutas. 
Primero al Púlpito, ruta sencilla con algunas subidas de sudar, pero el camino al ser muy turístico está muy bien marcado. Al llegar a la cima hay dos caminos viables, subí por uno y bajé por otro. Las vistas y las fotos merecen mucho la pena. Sitio altamente recomendable.
La segunda ruta sube al pico Moslifjellet, mucho menos transitado y también con dos rutas. Aunque la foto finnish no es tan impresionante, la ruta es una delicia por que te hace sudar, buscar las marcas del camino, escalar algunas partes, asutarte en otras... Si os mola el hiking en plan guay, ésta es vuestra ruta. Os recomiendo subir por la ruta que sale exactamente de la de Preikestolen, siguiendo las marcas rojas (algunas hay que buscarlas bien), y bajar por la segunda que va bordeando el filo de la montaña, siguiendo las marcas rojas (algunas hay que buscarlas muy muy bien. Me perdí dos veces) y los montones de piedras. Total entre las dos, unas 7 horas. Esa noche dormí como un bebé.


Día 17. Vuelta a Bergen. Esta vez paso de venir por el mismo camino y me decido a coger la ruta E39. Con tres ferries y algunos peajes, pero en menos de 6 horas me puse en el hostel, teniendo en cuenta lo cansado que estaba de conducir por esas carreteras, fue un dinero bien invertido.
Y de regalo, al llegar al hostel, concierto de piano de un tipo que le faltaba el meñique derecho. Cool.

Ya no seguiremos informando, ésta es la última entrada del blog. Cuando vuelva a Rovaniemi, estaré a 6 días de locura para volver a España definitivamente, y una vez en España, ya no estaré Más-alla-del-muro...

Espero haber servido para algo.

Suerte!

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