viernes, 31 de mayo de 2013

Una de cal...

Parece que Finlandia me está reportando cosas positivas incluso antes de pisar tierras nórdicas...

Como el batir de alas de la mariposa de la famosa Teoría del Caos, parece que una pequeña acción -en mi caso una simple idea que se fue definiendo en decisión- ha desembocado en un camino alternativo en el plan que tan minuciosamente (inocente de mí) había diseñado.

En ese sendero ya planificado, de repente ha aparecido una vía paralela en forma de persona, que si bien va a hacer parada donde esperaba (Rovaniemi), va a conformar un viaje bien diferente con destino final incierto.

Los cafés por Rovaniemi pasaron a ser los cafés de Rovaniemi, y finalmente en sólo café. Es más, ya ni siquiera importa el café, sólo la compañía, la persona que se sienta enfrente.

Como me dijo hace dos días el siempre acertado e incisivo David: ¿Ves como el Señor al final se porta bien contigo? Parece otra de las míticas frases: Cuando dejas de buscar, encuentras. Si tiene que ser, será. Etc., etc. Pero si David lo dice, tiene más valor, al fin y al cabo, tiene a Dios de su parte (Isra, no se me escame vd.).

Pero lo que genera mejor pálpito, lo que marca la diferencia es precisamente eso, la diferencia.
La experiencia, hoy es inocencia; la mirada ardiente, ahora es sonrisa tímida. La diferencia. Santa y bendita diferencia.

En este post no hay lugar para las fotos ni la música, sólo para el guiño cómplice a los buenos amigos y mejores entendedores. Por una vez, ser motivo de mofa (bienintencionada) es un auténtico placer. Y que sea por mucho tiempo. Y muchas veces. Y con vosotros.

Este post va dedicado a la rubita, que me ha señalado hacia donde mirar para encontrar.
Pero especialmente, a la persona que ha conseguido ese desvío hacia Rova. ¿Sabes una cosa? No siempre la experiencia es un grado. O por lo menos, no la mía. Solo que yo disimulo mejor...

"Qué importante es poder contar en la vida con buenos amigos" (El graduado, 1967)